¡Adiós pañales! para niños no verbales. Parte 1
Vamos a tratar la temática del «potty training», es decir, el entrenamiento para dejar el pañal orientado a los niños no verbales con trastornos del espectro autista.
Debido a que sabemos que es un tema que os preocupa y muchas veces, os ocupa mucho tiempo, vamos a revisar este tema en profundidad en varias entradas del blog.
En esta primera parte vamos a revisar los puntos más relevantes, paso a paso, para dejar el pañal de manera natural y cómoda para los pequeños. ¡Empezamos!
1. DEJAR EL PAÑAL
Sí, se trata de ayudar el pequeño a dejar (no quitarle el pañal). De hecho, aprovecho para destacar que no se trata de que aprendan a controlarse como tal, sino que este proceso es un hito madurativo, al igual que dar sus primeros pasos.
Dicho de otro modo, el niño dejará el pañal cuando esté preparado, independientemente de la estación del año, de cuándo deseemos que lo haga o de cuándo nos resulte conveniente. No tiene que ver nada con nuestro momento, sino con el suyo.
Por diferentes motivos, son muchos los padres que se ven obligados a empezar la «operación pañal» en el primer verano después de que su hijo cumpla dos años, ya sea por la presión social, familiar o de la escuela infantil, para que entren sin pañales.
Pero ojo, no hay que ceder a la presión.
Como sabemos, la maduración y el desarrollo de los niños con autismo varía de un niño a otro, y puede cambiar mucho en poco tiempo, sobre todo en los primeros años de vida. Es muy importante respetar su proceso de maduración, así que ponte de acuerdo con la escuela infantil y también con vuestros terapeutas para llevar la misma línea en lo referido a la retirada del pañal.
Nuestro pequeño no debe sentirse presionado, sino comprendido y atendido por los adultos que le rodea, por ello hay que tomar la decisión de «quitar el pañal» con coherencia, teniendo en cuenta su momento, no el nuestro.
2. ¿CUÁNDO HAY QUE DEJAR EL PAÑAL?
Un niño típico dejará el pañal entre los 18 meses y los 4 años. En niños con TEA, TEL y problemas de comprensión y comunicación las dificultades son añadidas… De hecho la mayoría de los niños con TEA aprenden a orinar y tener evacuaciones en el baño más tarde que otros niños.
Cada niño con TEA es único, de eso no cabe duda, sin embargo, estos pequeños suelen tener además algunos problemas comunes que pueden retrasar o dificultar el proceso preparación para dejar los pañales.
Conocer estos problemas te ayudará a pensar en varias maneras de satisfacer las necesidades de tu hijo, así que veamos los más comunes:
En resumidas cuentas, es necesario identificar los problemas añadidos para conocer la base con la que contamos, de cara a poder establecer el “Entrenamiento por Visita” o el “Entrenamiento Programado” que permite a los niños aprender a usar el baño solos sin imponerles otras exigencias.
3. CONTROL DE ESFÍNTERES
Antes de empezar en este tema es necesario aclarar algunos conceptos, como por ejemplo, qué son los esfínteres.
Pues son esos músculos de forma circular o de anillo que permiten el paso de una sustancia de un órgano al otro por medio de un tubo, y son fundamentales para mantener el control sobre la eliminación de desechos y otros procesos corporales.
Así que cuando hablamos de control de esfínteres en niños, nos referimos al proceso de ayudarlos a aprender a controlar voluntariamente el funcionamiento del esfínter anal (del culete) encargados de la defecación, de hacer caca y el esfínter uretral que es el encargado de controlar y contener el pipí o la orina.
Dicho esto, hay que tener claro que el control de esfínteres en niños con TEA requiere un enfoque individualizado, adaptado a edad y a las necesidades específicas de cada niño.
La comunicación, la estructura visual, la rutina y el apoyo son elementos clave en este proceso.
4. EL CONTRO DE ESFÍNETRES EN NIÑOS: LA IMPORTANCIA DEL TONO MUSCULAR
El tono muscular parece un elemento alejado del las prácticas adecuadas para ayudar a un niño a dejar el pañal, no obstante no lo es. La musculatura es un punto de gran relevancia que a menudo se pasa por alto.
En este sentido es fundamental comprender el funcionamiento de la musculatura de la vejiga. Aunque pueda parecer sorprendente, su funcionamiento difiere de la mayoría de los músculos del cuerpo.
Mientras que en otros músculos utilizamos la presión para agarrar y el relajamiento para soltar, en el caso de la musculatura detrusora involucrada en el control de la vejiga tiene que contraer para retener el pipí, y ahí está mi primer apunte, el tono muscular es un prerrequisito indispensable para el control de esfínteres.
Un bajo tono muscular puede ser un factor en contra en el desarrollo de esta musculatura, lo que, a su vez, repercute en el control de esfínteres.
Por lo tanto, resulta de suma importancia evaluar y considerar el tono muscular de nuestros niños. Además, es recomendable complementar con actividades deportivas que fortalezcan áreas como los abdominales, los glúteos y el suelo pélvico, ya que estas prácticas pueden potenciar el desarrollo fisiológico de los músculos implicados en este proceso.
5. UN AMBIENTE RELAJANTE ES CLAVE
En otro orden de ideas, teniendo en cuenta que, en gran medida, para que se dé el control de esfínteres y nuestro niño haga pipí en el váter es necesario que esté relajado, es esencial que el entorno, el baño y el inodoro se conviertan en un espacio de tranquilidad, libre de miedo y estrés.
La relajación es un factor fundamental para facilitar que nuestros niños se sientan cómodos al hacer sus necesidades en el baño. Aquí van algunas ideas para crear un ambiente relajado:
Crear una ambientación relajante es esencial para fomentar la relajación necesaria en nuestros niños y facilitar que puedan usar el inodoro de manera exitosa.
7. HABITUACIÓN AL USO DEL LAVABO
Una vez que hemos comprendido el proceso muscular involucrado y visualizamos lo que nuestro niño debe hacer para lograr orinar y retenerlo, y después de haber evaluado y fortalecido el tono muscular necesario para que nuestros músculos trabajen a nuestro favor en este proceso, llegamos al momento crucial: ¡Es el momento de empezar la habituación al sentado del váter!
La efectividad de este proceso, depende en gran parte de la comodidad del niño. Hay que asegurarse de que el pequeño esté sentado cómodamente, con una banqueta en los pies y un adaptador que reduzca el orificio para que no tenga que agarrarse y hacer presión con sus bracitos para no caerme por el agujero del váter, lo cual puede generar un estado contrario a la relajación.
El primer paso en este proceso de habituación consiste en dar la instrucción receptiva «vamos al baño». Tomamos la mano del niño y lo llevamos al baño, abrimos la tapa y, en ocasiones, lo sentamos incluso estando vestido. El objetivo es que el niño se acostumbre a estar sentado de manera relajada y controlada durante unos segundos.
Es importante recordar que cuando trabajamos con niños no verbales o con dificultades de comunicación, la precisión en la comunicación verbal es fundamental. Toda nuestra comunicación verbal tiene que ser muy precisa, por eso decimos «vamos al baño» y no «vamos a hacer pipí».
Al menos debe de ser así hasta que consigamos que haga los primeros pipis y sea capaz de entender visualmente y experimentalmente qué es un pipí , y así conectar el concepto. Este enfoque preciso es de gran importancia y aumentará significativamente la efectividad del proceso de aprendizaje.
8. ESTABECIENDO UN RUTINA VISUAL
Los apoyos visuales son de gran ayuda para que los niños con autismo memoricen y comprendan el proceso que están por aprender.
Por esta razón, es recomendable que dispongan de una «secuencia de fotografías» que les permita visualizar y entender claramente cada paso del proceso. Os pongo algunos ejemplos:
Además, es importante contar con un panel visual en el espejo o cerca del lavabo que refleje cada paso del proceso para lavarse las manos:
Es fundamental entender que estamos enseñando un proceso extenso, pero es muy importante que nuestros niños aprendan cada paso de manera individual y progresiva. Esto significa que, si el niño está incorporando gradualmente los hábitos mencionados pero aún no logra hacer pipí, detendremos el proceso de aprendizaje en ese punto específico.
Es decir, si no hay pipí, no tiraremos de la cadena, no nos lavaremos las manos, y no continuaremos con los pasos posteriores.
Debemos enfocarnos en la habilidad que estamos trabajando en ese momento y avanzar paso a paso.
Es posible que al principio el niño ponga resistencia en realizar los pasos, ya que podrían asociar el baño con actividades diferentes, como ducharse o lavarse las manos. Por lo tanto, debemos introducir esta nueva rutina gradualmente, exponiéndolos primero a la familiarización con el inodoro, el acto de sentarse y otros elementos nuevos que se irán incorporando.
9. CAMBIO DE PAÑAL EN EL BAÑO
Una vez que hemos completado con éxito la fase de habituación, cada uno a su propio ritmo y ajustando cada etapa según las necesidades individuales de nuestro niño, podemos comenzar a incorporar el cambio de pañal dentro de la zona del baño.
En este punto, hemos preparado al niño y superado la fase inicial de habituación, en la que el niño se familiariza con el proceso de ir al baño, levantar la tapa, sentarse en el váter, aunque sea con ropa, y es capaz de esperar unos tres segundos sin estrés. Ahora, estamos listos para dar el siguiente paso que nos acercará al objetivo final: el pipí en el inodoro.
Una vez que hemos subido al niño en el taburete, procederemos a quitarle el pañal y sentarlo en la taza, esta vez sin ropa. En esta fase, es esencial comenzar a introducir límites de tiempo definidos mientras el niño espera sentado. Podemos utilizar números o canciones para establecer un tiempo limitado.
El objetivo de introducir el límite de tiempo es transmitir al niño que no lo hemos llevado al baño para dejarlo allí indefinidamente o hasta que proteste. Gradualmente, iremos alargando estos períodos de espera, adaptándolos a las habilidades y el ritmo del niño. Esto puede implicar agregar más números al conteo o alargar el tiempo de espera de manera gradual.
Esta estrategia ayudará a que el niño adquiera el hábito de ir al baño con calma y paciencia. Si el niño no hace pipí durante este tiempo, lo levantaremos, volveremos a colocar el pañal y saldremos del baño.
No es aconsejable enseñar al niño a tirar el pañal sucio a la basura o a eliminar los desechos del pañal en el inodoro en esta etapa. Esto se debe a que, en ocasiones, los niños pueden aferrarse al pañal como una fuente de confort y pueden resistirse a dejar ciertos hábitos. Por lo tanto, evitamos enseñar estos pasos intermedios que podrían generar conductas no deseadas en el proceso de retirada del pañal.
10. ESTABLECIENDO HORARIOS RUTINARIOS
Estableceremos hábitos regulares, como hacer pipí al despertarnos, antes de salir de casa, al regresar de la calle o antes de acostarnos es muy útil para para facilitar el proceso de control de esfínteres y, finalmente, dejar los pañales.
Hay que incorporar rutinas lógicas para nuestro niño se acostumbre a ir al lavabo de manera previsible a cada determinado tiempo, que no sean tres horas pero tampoco a cada 15 minutos.
También es importante tener en cuenta el comportamiento fisiológico y orgánico de nuestros niños, tanto en el pipí como en la caca. Llevar un registro de los momentos donde el hace caca regularmente, los momentos cuando bebe más agua y tiene más pipí nos ayudará a poner horarios más adecuados y a lograr el éxito más rápidamente.
AYUDAS PARA FACILITAR EL PROCESO DE DEJAR EL PAÑAL
Si después de todo lo que hemos dicho: el espacio, los objetos, los momentos, las acciones… aún así tu niño no logra hacer pipí en váter, no desanimes. Todavía no hemos agotado todas las ayudas que puedes ofrecerle para ayudarle a hacer la transición del pañal al baño.
En este apartado vamos a revisar algunas estrategias efectivas para estimular el momento específico de hacer pipí, con el fin de permitir una experiencia más realista y gráfica en el proceso de aprendizaje.
Previo y en paralelo a este trabajo para fortalecer la conciencia de lo que está sucediendo podemos facilitar la transición al inodoro utilizando pañales que no absorban tanto, siendo los pañales de tela una opción ideal. Esto permitirá al niño sentir la humedad y, a nivel sensorial, tomar conciencia de su necesidad de cambio debido a la incomodidad.
Por otro lado, para facilitar este proceso de aprendizaje, asegúrate de ponerle ropa fácil de poner y quitar, como por ejemplo los pantalones con elástico arriba. Evita en la medida de lo posible los vaqueros, pantalones con botón, bodys y petos difíciles de quitar para el niño.
Los pañales-braguita resultan muy convenientes cuando se empieza a dejar el pañal. Además, como en todo proceso de aprendizaje es importante ser constante en las rutinas y saber esperar para fomentar su autonomía.
Si queremos prepararle podemos usar desde el juego dirigido hasta cuentos para mostrarle la funcionalidad del inodoro y qué esperamos que haga en él. Todo ello ha de hacerse con tiempo, nada de las dos semanas previas y a correr, se trata de ir a su ritmo, no de imponer un ritmo antinatural.
AYUDAS PARA MOMENTOS ESPECÍFICOS
Uso de un vaso de agua
Conoceréis bien el hecho de que, a menudo, cuando bañamos a nuestros niños, tienden a hacer pipí. Esto suele ocurrir por dos razones principales: el cambio de temperatura y el contacto con el agua.
Se trata de una respuesta fisiológica. El contacto con el agua puede influir en la relajación de los músculos del cuerpo, podemos utilizar esta respuesta fisiológica a nuestro favor, y aquí es donde entra el truco del vasito de agua.
Para facilitar y estimular este proceso, podemos utilizar un vasito de agua tibia o templada y verterla sobre el ombligo del niño. Este pequeño estímulo puede ayudar a provocar la micción de manera más efectiva.
Ejercicios de relajación
Otra estrategia útil implica realizar ejercicios de relajación mientras el niño está en el inodoro. Podemos utilizar una pluma, hacer ejercicios de respiración, cosquillas suaves o incluso cantar una canción…
Ahora bien, en este punto me gustaría dejar claro varias cosas…
Muchos padres me preguntan si se puede utilizar tablets en estos momentos, y la respuesta es, sí. Siempre y cuando lo se desvíe del objetivo principal, que es lograr la relajación. Si el niño puede relajarse y sentirse más tranquilo con la ayuda de una tablet, no hay problema en introducirla en este contexto.
De hecho, puede ser beneficioso para ayudar al niño a esperar con paciencia y reducir la tensión del momento. Esto es similar a cómo muchas personas leen o usan sus dispositivos móviles mientras están en el baño.
Hasta aquí acabamos el primer artículo relacionado con el gran paso de dejar los pañales y empezar a coger la rutina de ir al baño de nuestro niños no verbales.
En unos días, tendréis la segunda parte.
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